viernes, 15 de junio de 2007

MI ALMA GEMELA










Es de todos cuando se disfruta de sus olas en verano, y de nadie cuando las gaviotas solamente la contemplan en invierno. De todos y de nadie al mismo tiempo, cuando quiere amar y odiar.

Es majestuosa cuando recibe sobre su manta de reina los rayos del sol naciente, y elegante cuando los naranjas del ocaso le regalan una escala de brillos para arrullarla. Además tan sencilla como la “Chavelita” de cinco pétalos que gustan de los niños deshojar, y sólo crece con amor de infante en jardines hogareños. Majestuosa y sencilla cuando le provoca soplar y cantar con fuerza, para que la escuchen a través de la brújula de marineros, a través de incautos caminando sobre la arena.

La naturaleza de su alma es inmensa queriendo llegar al firmamento para alcanzar una estrella. Y la pasión por vivir la lleva en la profundidad de su ser, luchando por no quedar vacía y sin aliento para remar con fuerza. Inmensa y profunda a la vez, cuando quiere llegar al final del mapa.

Furiosa cuando se pelea con el sol en invierno, y arrastra con todos en su remolino de risos sueltos. Furiosa cuando miente y le mienten, cuando la aman con celos, cuando la pierden; furiosa cuando la miran con deseo, cuando la desean. Furiosa como un pura sangre sin domar, furiosa cuando la doman y la entienden. Ruge de furia causando miedo, tiembla el cielo con relámpagos y la lluvia cae apaciguándola, relajándola y entristeciéndola. Tan serena también se vuelve, que cualquiera diría que tiene nervios de acero. Tan serena con su sonrisa y el viento tocando sus cabellos; tan serena cuando canta su corazón, mientras le regala una poesía de silbidos a las flores. Tan serena y furiosa a la vez que depende de la luna una vez cada mes.




Por último es también provocativa como la fresa bañada en manjar, que gusta saborear como postre. Provocativa al andar de prisa, al trotar con sueños, al correr con calma, al moverse naturalmente para amar sin miedos. Provocativa para conquistar el mundo como ninfa y sin pudor; para correr riesgos y caerse después. Provocativa cuando pone brillo en sus labios y color en su semblante, cuando viste de seda o se despide de las prendas. Provocativa como el diamante más brillante y orgulloso, mientras habla sonrojada con voz suave y sensual. Provocativa como el bebé recién nacido que intenta mirar y reconocer el mundo nuevo, esperando que alguien responda el brillo de sus ojos para intimidarla. Porque es también tímida y se esconde, disfrazándose para jugar a las mil y una noche. Tímida porque teme, porque llora, porque es torpe; tímida con el mundo que la contempla y las aves que la acompañan. Es tímida y provocativa como una estrella fugaz, que pasa con velocidad y luz para alegrar, cumplir deseos y ser cómplice de secretos.

La mar es todo aquello, es por eso que me gusta contemplarla en mis días veraniegos, y en mis noches de frío. La mar es mi miedo, y mi compañía en confusiones; somos tan iguales en esencia que parecemos almas gemelas y aún así no me atrevo en acceder a sus olas.

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