jueves, 30 de agosto de 2007

Antojos


Conquistarte de nuevo se me antoja,
para robarte besos de lujuria cada día.

Acariciarte de nuevo se me antoja,
para explorar en tus rizos mis agonías.

Amarte de nuevo se me antoja,
para cargar con tu peso alma mía.

(...)

jueves, 23 de agosto de 2007

FARSA



Todo es una mentira.

Mentira que me extrañas,
que te gusto,
que me quieres.

Todo es una farsa,
una escena.
Puro teatro.

Te acercaste a mi,
para estar en contacto de tu amor,
y aprovecharte poco a poco
de la vulnerabilidad de
un Ser Humano que
vuelve a sentir acelerado
el corazón.



Te metiste en mis sueños,
haciéndolo realidad,
acelerando mi respiración y
tiritando mi mirada
cuando me observabas
con aquellos ojos vivarachos.



Me llevaste al límite de mis emociones,
y despertaste en mí,
sentimientos que nunca pensé
que aún los tenía.

Me desconozco y
temo sufrir por algo,
que era sufrible;
y siento que con tu confesión sufro,
sabiendo que amas
y yo sólo fui el medio.



Mi querida magnolia pantanosa
que llenaste de luz mi corazón,
para luego reír,
sabiendo que me veías
como adolescente:
pensando en ti.

Florecilla espinosa,
que no sólo dejaste mi índice sangrar,
sino que abriste una herida en mi corazón.

lunes, 6 de agosto de 2007

Creando un fin

Escucho tu voz y sólo atino a decirte que estés bien,
y mi corazón se encoge de tristeza al entender que todo se acabó,
y que mis palabras de perdón y amor ya no generan reacción en ti.
Un te amo encerrado en mi cajuela de recuerdos,
bajo las mil llaves de la añoranza de tu olor.
Un beso congelado en mi memoria
y mi alma atada en tu azulada habitación.
(...)

domingo, 5 de agosto de 2007

EN EL ACTO




Él camina con elegancia y picardía envuelto como capullo, en un mundo de telones y tablones.
Él danza conquistando, cuan guerrero espartano, la mirada y expectativa de un público persa.
Él con el corazón en llamas, y el cuerpo transpirado por la adrenalina que genera el último llamado, entrega su alma a su única amada y loca pasión en pleno acto. Mientras tanto en la platea se encuentra a la que hizo mujer en su sub-mundo azul.
Ella lo contempla, lo ama, lo besa, se entrega, lo besa y lo vuelve a amar en silencio ensordecedor. Ella sigue con la mirada cada paso que da, cada palabra que dice, cada gesto que hace; sigue con obsesión cada centímetro de su cuerpo vestido o desnudo.

En el acto él se mueve con erudita destreza, flotando con ligereza sobre los marrones de las tablas para crear atmósfera de amor que hace llorar a la mujer de la platea, provocándole también gritos y latidos de pasión por su genuino y sublime talento.

Lo contempla una vez más y lo ama, lo besa, se entrega, lo besa y lo vuelve amar en silencio ensordecedor.

Se prende de sus firmes y fuertes piernas, acariciando con las luces del escenario sus pantorrillas, y continúa subiendo -al son del libreto- por los glúteos compactos de su anatomía, hasta llegar con un ósculo en los labios sedientos en el gozo de los aplausos.
Ella está emocionada, con las palmas ardiendo de tanta ovación, y los ojos clavados en sus labios leyendo un te amo, para responderle en el instante y con sutileza la misma confesión.

viernes, 3 de agosto de 2007

El azul de mi amor


Rocíos nocturnos soban su nuca, y bajan con fogosidad hasta su última vértebra. Manos escurridizas sujetan con victoria aquellos senos hinchados por la luna, mientras se colorean de rosa en la habitación azul que tanto le gusta.




Sus cabellos desordenados por la pasión, se enredan en los pendientes que lleva puestos, cuando él trata de susurrar un te amo con húmedos besos.




Ella cierra los ojos para pintar la escena en la galería de arte de su memoria, y sólo disfrutar con entrega los ósculos que llegan hasta su sombra.




Es elegante al tocarla y desenfrenado al desvestirla. Delicado al besarla, y apasionado al poseerla. Una mezcla de semi dios que la hace sentir en gloria, llegando a ser la reina de su azulada habitación.








Ella se regocija, disfruta y a través de la almohada sujetada por sus dientes se filtran llantos, gemidos, risas, gritos de satisfacción y amor por el potro que la monta.








Sonríen exhaustos y miran el cielo, donde se encontraban amándose para contar las estrellas de la noche despejada. Y ellos acurrucados como fieras amaestradas se acarician en la oscuridad de la habitación azul, donde el incienso refresca la mixtura de sus cuerpos; y así se entregan intercambiando anhelos, planificando metas y declarando su amor hasta que los ojos se cierren por el cansancio corporal, para poder mirar sus cuerpos desnudos en el amanecer. Y decir una vez más te amo.