miércoles, 6 de junio de 2007

ACERCÁNDOME



Días friolentos congelan mis manos, y no puedo tener las tuyas para entibiarlas. No puedo tener tu vapor para calentarlas, pero conquisto tu cariño para enlazarlas.
El aire enclaustrado de mi alma danza como remolino al verte, y el huracán de mis pasiones me arrebata el raciocinio para controlarme.
No me importa atraerte con el pensamiento, sabiendo que puede ser nocivo; no me importa hablar contigo para descubrirme poco a poco ante ti, y no me importa dejar por un momento mi realidad para dedicarme a enamorarte.
Sólo la brisa cristalina de mis pensamientos es testigo de mis inquietudes, y me dice que debo parar para no ahogarme en mis deseos. Deseos con aroma de lujuria que respiro entre nosotros; aroma de mixtura que despedimos al abrazarnos, mientras le imploramos a la casualidad que coloque muy de cerca nuestros labios para tratar de escuchar de aquella forma los latidos de un silencio asordante que susurra nuestro perfume corporal.
Mientras a nuestro alrededor se forman acuarelas de colores subliminales, tan sublimes como mi chocolate favorito, que son capaces de conmover al ciego y alentar al pesimista. Colores que desbordan alegría endulzando los labios, y llenando de brillo nuestra mirada taciturna.


(Éste texto va dirigido específicamente a una persona)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si que estás mejorando en la redacción de estas prosas, me encanta como te involucras con tus pasiones internas.