El frío a congelado mis recuerdos y enfría mis labios para no hablar del asunto.
El frío es mi cómplice para dejar todo en "stand by".
Me siento débil, después de caminar por una larga avenida trujillana y llegar hasta la Plaza de Armas, mientras observaba a la una de la mañana la estatua favorita de mi infancia, El Pensador. Mientras el aire humedecía mi nariz y me embriaga más que tres copas de vino, que hacen cerrar mis ojos.
Tales experiencias, me confunde. Y no tengo idea de cómo vivir la magia de la vida con pasión e intensidad.
Alguien juicioso me podría explicar aquello y regalar una brújula, porque la mía la dejé en otros labios. Alguien podría abrazarme y susurrarme que todo estará bien?. Todo lo dejo en manos del destino y el tiempo, como siempre lo he hecho, pues serán éstos quien se encarguen de escarmenar por las noches mi cabellera para poder alisar mi alma.