jueves, 10 de mayo de 2007

Me llegó en mayo





Los ojos llorosos,
la boca temblorosa,
la garganta amarga y con nudos
me llegó en mayo,
y para ser más precisa
me cogió sentada
tratando de concentrarme en una redacción periodística,
que hasta el momento no logro cumplir.


Mi taza de manzanilla tibia,
y lo especifico porque no me agrada tomar bebidas a soplos,
me ayuda a calentar mi cuerpo
y enfriar mis pensamientos.


No logro controlar las lágrimas
sabor a mar que recorren mis mejillas
y besan mis labios;
no logro controlar el frío de mi alma
que ni la manzanilla puede ayudar en este caso.


Aquellas cosas no suceden en mí con frecuencia,
y aquello no quiere decir que sea insensible,
pero considero
que los grises colores de la estación
- a pesar que el cielo Trujillano es despejado de nubes
cargadas de desamor –
que poco a poco acompañan mi días en invierno
-estación perfecta para hacer el amor -
desgastan los brillos y matices de mi alma,
y más aún
si siento el fresco de la llovizna sobre mi rostro,
que hacen confundir mi llanto.


Con todo lo dicho líneas arriba,
no quiero culpar a la naturaleza
que me regala escala de grises,
no quiero culpar al trabajo que tengo pendiente
que hace que piense en otras cosas;
y mucho menos quiero culparme
por ponerme en aquel estado un día de frío.


Sólo quiero reflejar
y dejar en claro,
que a mi también me coge la melancolía en mayo
y como mujer desnuda y desarmada ante el amor,
y la pasión por vivir,
escribo estas líneas con humildad.
Presentando mis ganas de vivir también en el frío,
a pesar de tener que sacarme más de dos prendas
para descubrir mi piel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdad, cuanto razón, invierno es una estación perfecta pàra hacer el amor.